Y entonces el lobo cayo en un pozo muy profundo. Se acurruco en un rincón y sólo se veian sus ojos en la oscuridad. Y allí se quedo esperando. Siempre sólo. Siempre fiel. Pasarón los días, las semanas, los meses y los años. Su única compañia: la noche, las estrellas y la luna.
Un día la luna le dijo: -Lobo, tienes que salir del pozo.
-No. No tengo ningún ánimo, luna. Ya nadie me anima y no tengo ganas de nada.
-Aunque no quieras tienes que salir lobo. Le dijo la luna. Tiene que haber un lobo en todos los cuentos. Alguien tiene que ser el malo…
(historias del Lobo)
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